Sueño Peruano

Estaba en la tercera fila de un teatro vacío y de pronto se abre el telón y aparece una cucaracha bailando “Ojalá te mueras” en compañía de un mono choro y al parecer estábamos en el mes de Octubre porque estaban con su hábito morado mientras lo hacían. Levanté mi paleta con un número 7 y luego mientras comía mi canchita y tomaba Inca Kola una señora me pregunta dónde pasan carros para llegar a Mangomarca y si es que tenía un sol para su pasaje, solo moví la cabeza en señal de negación y salí del local. De pronto estaba en la calle de las pizzas y era de noche, estaba vestido de negro y un pterodáctilo empieza a perseguirme en patines amarillos entonces un perro sin pelo con chalina me dice que debo golpearlo en el rostro. Volteo decidido y con la creatividad que todo peruano tiene le digo al pterodáctilo “¡Mira! ¡Un OVNI!” y cuando voltea le tiro un lapo, se desvanece y suena una musiquita de video juego como si hubiera ganado 100 puntos. Un alfajor me aplaude como lo hacen los apristas y me dice que el corso de Wong estará por pasar por ahí que me vaya más lejos que me va a tirar agua sino lo hago y se fue porque empezó a sonar su Nextel. Me voy apresurado y una voz con acento chileno me ofrece una tarjeta Ripley en el camino a la cual me negué. Yo sigo caminando rápido pero desviándome porque estaban rompiendo las pistas y me grita un señor con una tablita “4 3 8 con dos adelante” le doy 10 centavos sin entender que me quería decir. Da la impresión que estoy por el parque del amor y como veo muchas parejas y chicas con sus rosas artificiales supongo que es domingo. Escucho a mi perro ladrar. Me acerco y es que ha visto una rata negra con guantes de box que está buscándole pelea. Yo tiro al piso 100 soles apostando que mi perro ganará y muchos hacen lo mismo, entre ellos la gringa Inga, El Puma, el ángel del 11, La Cocotera, Don Gato, Yola Polastri y una señora que vende habitas en bolsitas con su polo del chapulín colorado. Gané 700 soles en mi sueño. Así que compré una entrada para el rave de Paul Van Dyk a una revendedora. De pronto despierto y pienso: Debería apostar en el Atlantic.