lunes, 25 de mayo de 2009

Panza de burro

Lima en las mañanas huele a pescado podrido. Como augurio de tu día, como pomposa bienvenida a cualquier turista que llegue en la mañana a Lima, como recordatorio de dónde estás. Recuerdo cuando sonaba mi despertador en la época escolar. Me levantaba por costumbre hacia el baño encorvado y me lavaba los dientes, la cara, me bañaba y así con el pelo húmedo y mientras me ponía el pantalón espantoso de color verde para ir al colegio renegando mentalmente, porque me daba flojera pronunciar alguna palabra a esa hora. La mitad de mi cerebro aún está durmiendo. Abro la ventana mientras me voy abotonando la camisa blanca y entra a mi cuarto un espantoso e intolerable olor a pescado acompañado por un cielo color panza de burro, "lindo amanecer" pienso sarcásticamente y sonrío. Provocaba abrigarse, mentira, en verdad provocaba sacarme ese uniforme ridículo y echarme nuevamente a dormir. Salía a la calle y escucho puras bocinas de autos y veo un atoro en la esquina causada por la incapacidad en poner orden y dar fluidez del muy insultado policía de tránsito. Mientras llegaba a mi destino veía a la gente abrigada como si ocultaran sus identidades, vendedoras ambulantes con chalinas y chompas negras de cuello alto adornados por un multicolor chullo, niños saliendo de sus casas con el pelo húmedo y peinado por su madre con un polo dentro de la camisa, chompa y chalina. Todo estaría bien si no fuera porque justo a eso de las 9:30am de la mañana sale el sol, se va el olor a mar y hace un poco de calor sobre todo si te abrigaron como si fueras a ir de excursión al polo. Entonces lo más lógico es que te saques ya el saco, la chompa, la chalina o tu chullo. Pero al medio día todavía veía y veo a gente abrigada, gente que por flojera, ganas de mantenerse firme en su pensamiento de "hace frio" sigue abrigada y empiezan a emanar olores cargados. No quiero ni pensar como olerá su ropa interior. Yo sólo esperaba que fueran las 2:30pm y así irme a mi casa para poder bañarme, cambiarme, estar cómodo y dormir lo que me faltaba. Lo gracioso es que eso lo recuerdo en la época escolar, pero actualmente las cosas no han cambiado, aún reniego mentalmente al levantarme temprano, aún apesta a mar en las mañanas, aún el policía de tránsito no aprende a hacer su trabajo y aún la gente se mantiene bien abrigada así salga sol.